domingo, 10 de mayo de 2009

Billete a las antípodas

A finales del mes de mayo del año 2000, mientras Camacho preparaba a su equipo en Valencia para la Eurocopa de Bélgica y Holanda, Iñaki Sáez se jugaba en Eslovaquia el billete de los sub'21 para los Juegos Olímpicos de Sidney. Con Casillas concentrado con la absoluta, Aranzubia, Marchena, Xavi y Gabri eran los únicos Campeones del Mundo sub'20 que se habían incorporado a la sub'21, que de paso buscaba revalidar el título conseguido dos años antes en Rumanía. El torneo se disputaba bajo un nuevo formato de dos grupos de 4 equipos y final directa entre los campeones de ambos grupos, con partido por el tercer puesto entre los segundos clasificados. Esos cuatro equipos viajarían en septiembre a Australia, el resto tendría que ver los Juegos por televisión. Tras el sorteo, España quedó encuadrada en el Grupo A junto a Croacia, la República Checa y Holanda, con la que ya se había coincidido en la fase de clasificación.

Con la baja de algunos habituales, ya que la preparación previa para el Europeo coincidía con la última jornada de Liga, España debutó el 27 de mayo ante la República Checa. Los de Sáez no fueron capaces de imponer su estilo en ningún momento y la ordenada defensa checa frustraba una y otra vez los intentos de los españoles, que poco a poco fueron perdiendo fuelle. La República Checa había conseguido llevar el encuentro a su terreno y, guiada por Libor Sionko, obtuvo su premio en el minuto 55 con un gol de Tomas Dosek. La derrota complicaba mucho las aspiraciones hispanas, pero cuando todo parecía perdido apareció Albert Luque para firmar el empate en el tiempo de descuento y devolver las esperanzas de revalidar el título y obtener la clasificación para los Juegos Olímpicos. Unas esperanzas que volvieron a apagarse dos días después, en el segundo partido ante Croacia, que concluyó con empate a cero. A pesar de que España dominó casi todo el partido, los nervios afectaron a la puntería de nuestros arietes y ni Luque ni Angulo ni Tamudo (que se había incorporado al torneo después de su memorable actuación en la final de Copa frente al Atlético de Madrid) aprovecharon sus claras oportunidades para marcar, e incluso Aranzubia tuvo que emplearse a fondo para salvar los escasos acercamientos croatas. Todo quedaba pendiente para el último partido frente Holanda, selección a la que se había derrotado en los dos partidos de la fase de clasificación.

Una nueva victoria ante los tulipanes supondría el pasaje para Sidney, y si se combinaba con una derrota checa ante Croacia se lograría también el pase a la final del Campeonato de Europa. España salió enchufada y, pese a contar con las sensibles bajas de Marchena y Jose Mari por acumulación de amonestaciones, se adelantó pronto en el marcador gracias a un gol de Miguel Angel Angulo. Era el minuto 5 y parecía que por fin tendríamos un partido tranquilo; sin embargo, los de Sáez se echaron atrás y Holanda manejó el balón a su antojo, bajo la batuta de Mark Van Bommel y Nigel De Jong. Pese a ello se llegó al descanso sin sobresaltos, pero la segunda parte fue otra cosa: Angulo se autoexpulsó a los ocho minutos al agredir a un rival y España se encerró descaradamente en su área, convirtiendo a Aranzubia en el héroe del partido. La tensión iba en aumento a medida que se sucedían las ocasiones de los holandeses, que incluso vieron como se les anulaba un gol de Kizito Musampa, pero los de Sáez consiguieron aguantar el resultado hasta el final y clasificarse así para los Juegos Olímpicos. A pesar de ello, el fútbol exhibido por España en sus tres partidos había dejado mucho que desear, y la victoria de la República Checa frente a Croacia por 4-3 hizo justicia: España no se merecía pasar a la final y no lo hizo.

Con el objetivo básico cumplido, en el partido por el tercer y cuarto puesto ante Eslovaquia, la selección anfitriona, España jugó sin presión y mostró algo más del fútbol que se le suponía a aquel grupo de jugadores. Sin ser excesivamente brillante, sí bastó para dominar sin problemas a una selección para la que estar en aquel partido (y consecuentemente en los Juegos Olímpicos, tras quedar por delante de ingleses y turcos) ya era un grandísimo premio. Se vio por fin a Xavi, que había pasado desapercibido en los partidos anteriores, y a partir de ahí el juego fue más veloz, aunque en la primera parte no se pudo inaugurar el marcador. Sáez movió ficha en el descanso dando entrada a Jordi Ferrón y adelantando la posición de Gabri, y el cambio dio sus frutos poco antes del minuto 60, cuando el barcelonista forzó un penalti tras un gran pase en profundidad de Albelda. El lanzamiento de Iván Ania fue rechazado por el portero eslovaco, pero Ferrón estuvo más atento que nadie y cazó el balón suelto para poner el 1-0. Después hubo oportunidades para sentenciar el partido pero estaba claro que aquel torneo no era el de los goleadores españoles y el partido acabó con esa victoria por la mínima. El Campeonato de Europa acababa para los nuestros con la satisfacción de haber conseguido la clasificación para los Juegos pero con el sabor amargo de no haber podido luchar por el título y las dudas generadas por el mal juego y el escaso acierto rematador.

En la gran final Italia se impuso a la República Checa por 2-1 gracias a la soberbia actuación de Andrea Pirlo, autor de ambos tantos y sin duda el jugador más destacado de todo el Campeonato. El cuarto título transalpino en las últimas 5 ediciones colocaba a Italia como uno de los máximos favoritos a colgarse una medalla en Sidney, pero todavía faltaban más de tres meses para los Juegos y cualquier cosa era posible.


3 comentarios:

  1. Está claro que de estos partidos no me acuerdo de nada, por lo que leer cosas como estas siempre gusta, sobretodo lo mejor ha sido ver que nombrabas a un jugador de mi equipo del alma, el Real Oviedo y en concreto Ivan Ania a quien conozco personalmente y al que me he enfrentado en un par de ocasiones ya que es entrenador de juveniles aquí en Oviedo.Saludos, crack

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  2. Grande Iñaki Sáez. Ha triunfado con las categorías inferiores pero al dar el salto a la absoluta, fracasó.

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  3. Bueno, no sé si le gustará que le recuerde aquí únicamente porque falló ese penalti, jeje... Buen jugador pero le pilló de lleno la época negra del Oviedo, aunque de eso supongo que sabrás tú más. Lo que me llama la atención es que un equipo con Tamudo, Luque, Jose Mari, Gabri, Angulo y Ferrón (que se estaba saliendo en el Rayo) sólo marcara 3 goles (claro que 2 años antes con 3 goles se habían llevado el Campeonato).

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